Saber dar y recibir opiniones productivas
La generosidad, entendida como la virtud de dar, darse y entender a los demás, está aceptada como un hábito deseable, y las personas generosas tienen una imagen positiva. Sin embargo, paradójicamente, las que se muestran excesivamente generosas pueden provocar el efecto contrario. Por ejemplo, cuando alguien da continuamente a otra persona, esta se ve en la obligación moral de equilibrar la balanza de favores, para lo cual trata de reajustar y devolver algo de lo que ha percibido. Pero ocurre que cuando alguien que da no nos ofrece la posibilidad de devolverle el favor, nos sentimos mal, y la percepción positiva hacia la generosidad de esa persona se resiente.