Una creencia es algo a lo que te aferras porque crees que es verdad. En mi opinión esta frase del libro Cuerpos Sin Edad, Mentes Sin Tiempo del aclamado escritor Deepak Chopra, define en esencia lo que es una creencia.
Los seres humanos somos complejos y enigmáticos. Los rasgos de nuestra personalidad se crean a partir de varios motivos, especialmente por las creencias que vamos acumulando, nuestras verdades. Esas creencias o verdades no las cuestionamos, porque a lo largo de nuestra vida se han cumplido o nos las han transmitido personas de confianza. Durante nuestra infancia, especialmente desde nuestro nacimiento y hasta los seis años, las experiencias vividas se convierten en puntos de referencia que dan lugar a creencias inconscientes, que se transforman en convicciones. Las creencias son algo muy arraigado en nuestra mente, y muchas de ellas nos limitan sin que nosotros lo sepamos, es decir, actúan por debajo del plano de consciencia, condicionando a nuestro cerebro en su futuro funcionamiento.
A colación de esto, quiero compartir una frase del Dr. Wayne Dyer: Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas que ves cambian. Es decir, si somos capaces de vencer nuestra limitada forma de pensar y ver las cosas desde una perspectiva más amplia, nos permitirá descubrir puertas donde antes solamente veíamos muros.
En mi opinión es importante que seamos conscientes de que en nuestra mente se encuentran instaladas una serie de creencias que determinan aquello que vemos y también pensamos y que cualquier cambio o circunstancia que nos hagan salir de nuestra zona de confort supondrá algo nuevo que podrá ser limitante o excitante. Cuando tenemos la sensación de que debemos adaptarnos a un cambio para el que no nos sentimos preparados, pueden aparecer sensaciones de frustración o ansiedad, ya que el juicio que ha hecho nuestra mente, entrenada en la limitación y no en la abundancia, es de que no somos capaces. Esto no es malo ni bueno, simplemente nos encontramos en un periodo de adaptación a esa nueva situación, y tendremos que cambiar nuestros procesos cerebrales para avanzar. Al respecto, el área pre-frontal de nuestro cerebro, juega un papel decisivo y deberemos entrenarlo para que podamos pensar con claridad.
Esto quiere decir que, cuando yo, ante una situación de cambio, experimento estas emociones y no las gestiono correctamente, en realidad, los procesos cerebrales pueden hacer que se produzca un estado de pánico. Sin embargo, estas estructuras de la parte interna del cerebro, lo que hacen es posicionarnos para la supervivencia, es decir, nos posicionan para que ataquemos, para que huyamos o hacen que nos quedemos bloqueados por completo.
Como ejemplo de esto, si pensamos en una reunión de negocios donde pueden existir críticas, éstas deberían ser constructivas, pero en ocasiones observamos cómo las personas pueden atacarse unas a otras, pueden bloquearse o simplemente ponen foco en los problemas en vez de centrase en buscar soluciones. Otro ejemplo pueden ser las personas que llevan una vida demasiado rutinaria y están menos habituadas a utilizar la parte anterior del cerebro, ya que cuando se les presenta un cambio en sus vidas lo pueden apreciar como una amenaza y no como una oportunidad. Por el contrario, aquellas personas que han ejercitado esta zona anterior del cerebro, se percatan antes de las oportunidades y son capaces de sacar provecho de ellas.
Desde mi punto de vista y como conclusión, no puede haber generación de valor, ni creatividad, si nosotros no creemos que podemos influir en cualquier circunstancia que nos acontezca.
Bibliografía utilizada:
- W. Dyer, Tus zonas erróneas. Knopf Doubleday Publishing Group, 2010.
- D. Chopra, Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo. Ediciones B, 2002.
- J. Dispenza, Desarrolla tu cerebro: la Ciencia de cambiar tu mente. La Esfera de los Libros, 2009.
Artículo de Marcos Castrillo Babón, Coach certificado en CORAOPS
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