El uso del feedback por los jefes que han participado en procesos de coaching se constituye en un factor de transformación en las empresas.
Mi primer encuentro con el Coaching se remonta a 8 años atrás, cuando buscaba una forma de entrenar y consolidar habilidades para la gestión de equipos y el liderazgo, en aquellas personas de la empresa que tendrían que asumir estas funciones en un futuro cercano. El coaching se revela como un potente conjunto de técnicas y herramientas que desarrollan a la persona en un proceso imparable de transformación, a través del autoconocimiento y la potenciación de la autoconfianza. Focaliza la atención de la persona hacia la consecución de sus objetivos y le moviliza a la acción, para conseguirlos con energía y con ilusión, constituyéndose por tanto en una fuente de motivación intrínseca, que le impulsa a ser el mejor proyecto de sí mismo.
Cuando un jefe ha participado en un proceso de coaching, es más consciente de sus puntos fuertes, pero también es más respetuoso con los demás y aprende a corregir el desempeño y a desarrollar a su equipo de manera más productiva. Los resultados se ven enseguida, pues la mejora en la comunicación se traduce en mejoras en el trabajo individual y en el trabajo de equipo, además del ambiente en el que se desarrolla.
Una de las herramientas que, en mi opinión, es más potente y que el jefe que ha vivido la experiencia del coaching aprende a utilizar y sacar partido en la gestión de su equipo, es el feedback o, como diríamos en castellano, la retroalimentación integrativa.
Naturalmente, cualquier jefe ha dado feedback a lo largo de su vida profesional antes de haber realizado un proceso de coaching, pero la diferencia estriba fundamentalmente en el para qué de ese feedback, en la orientación al aprendizaje o, lo que llamamos expandir la capacidad de acción efectiva de los colaboradores, algo que solo se puede dar en un clima de confianza y libre de culpa. El feedback se convierte así en una herramienta para diseñar futuro y relaciones más sinceras y productivas.
En la Metodología CORAOPS®, la retroalimentación integrativa es una de las herramientas más poderosas, porque integra en sí misma varias herramientas: comunicación bidireccional, generación de contexto, observación, escucha activa, explicaciones e indagación, distinción entre hechos y opiniones, peticiones y promesas y además, incluye la emoción.
Se torna especialmente importante, dentro de esta comunicación, la presentación de datos y observaciones en los que basamos nuestras opiniones, y diferenciarlos claramente de interpretaciones y juicios, ya subjetivos y por tanto discutibles. Esforzarse en transformar nuestros juicios en juicios productivos, para conseguir una comunicación efectiva, introduce la emoción en nuestra forma de comunicarlos, para focalizar en quien los emite la responsabilidad del juicio y no sobre el otro. Esta forma de comunicación respeta a las personas, genera confianza y abre nuevos espacios y posibilidades.
Si definimos el coaching como un proceso interactivo para asistir a otros en el logro de sus metas, expandiendo su potencial, en mi opinión el feedback en el seno de las organizaciones sería su reflejo más fiel, dentro de las herramientas que puede poner en práctica un jefe para desarrollar a sus colaboradores, enriquecer su desempeño y diseñar futuro.
Lo que aprende el líder en un proceso de coaching es que sólo puede haber un verdadero desarrollo si se genera un clima de respeto, confianza y humildad.
Artículo de Rosa Vicente, coach certificada en CORAOPS
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